Cindy Sherman y Joel-Peter Witkin.
Los fluidos corporales, la sangre, los desechos, el vomito y todos los efluvios de nuestro cuerpo han sido históricamente el lado B de nosotros mismos. No reconocemos la suciedad y los excrementos de nuestro propio ser como algo normal, como algo que le sucede a todo humano, son más bien algo que no queremos ver, lo obviamos aunque sabemos que es algo natural, que de todos nos sucede. Pero la educación moral y la cultura por sobretodo se han encargado de connotar estos hechos naturales como grotescos, inmorales y los evaden. ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué observamos con recelo algo que convive a diario con nosotros? El arte de los noventa, en especial las fotografías de Cindy Sherman y Joel-Peter Witkin han llevado a escena, de diversas maneras, este lado B que deseamos ocultar, y que entre más ocultamos más se hace latente. Mediante la fotografía ambos artistas exponen sin pudor alguno lo que varios niegan y olvidan.
Para adentrarnos en el relegado mundo de lo abyecto, mundo que hace algún tiempo ha sido motivo de preocupación para los artistas, debemos delimitar el término. Una tesis para optar al grado de Licenciado en Fotografía, “Fluido normal: registros de un cuerpo indecente”, nos da una certera definición de que entenderemos por abyecto:
“En principio, para una definición de lo abyecto, es útil diferenciarlo de lo siniestro, según lo define Freud. Es cierto que estos términos encuentran una similitud en su origen, pues ambos denominan fenómenos que provienen de una extrañeza generada a partir de algo que fue familiar a la psiquis en algún pasado irreconocible y que ahora retorna de una manera perturbadora.”
Cuando nos referimos a lo abyecto, podemos pensar en algo externo, fuera de nosotros que no reconocemos como propio. Algo que nos asusta y nos perturba, “en una sustancia fantasmal no solamente ajena al sujeto sino íntima con él; demasiado de hecho, y s esta superproximidad la que produce el pánico (…) lo abyecto afecta a la fragilidad de nuestras fronteras” Probablemente la característica que provoca mayor dislocación en lo abyecto es que se encuentra tan próximo a nosotros. Pareciese que negamos nuestra condición abyecta, porque finalmente forma parte de nuestro todo, nos constituye. La Real Academia de la Lengua Española define la abyección como bajeza, envilecimiento y lo abyecto como despreciable y vil en extremo. Por tanto lo abyecto, en cualquier acepción ya sea coloquial o formal tiene una tendencia negativa y aún más, repulsiva. La pregunta que surge es ¿por qué rehuir de estos elementos de abyección? Cada vez que observamos una fotografía que muestra sangre, una herida con pus, el sexo expuesto, la primera reacción que vemos es de rechazo. Este sentimiento nace desde las prohibiciones y represiones que hemos vivido en nuestra primera infancia, pero también creo que el rechazo a la abyección, en particular cuando presentamos un cuerpo en descomposición, esto sucede por que cualquiera de nosotros puede ser en potencia un objeto de la abyección. En cada uno de nosotros esta la posibilidad de una infección, de que nuestros órganos se descompongan, que nuestra carne hieda.
Cuando el arte toma este tópico y lo desarrolla, no faltan los comentarios que lo excluyen, así como el término abyecto, pareciera que todo lo que se relacione con él también es despreciable. Sin embargo creo que este tipo de escenas no deben ser apartadas, pues forman parte de la realidad y su alteridad reafirma la del resto. Más aún, las imágenes abyectas de los trabajos de Sherman y Witkin (y a modo personal) éste último dispone de los cuerpos de tal manera que incluso puede llegar a una siniestra belleza en sus montajes fotográficos.
Sex Pictures, Untitled #263 1992
Cindy Sherman es una mujer que cumple muchos roles a la vez dentro de su trabajo artístico. Es fotógrafa, actriz, guionista, estilista, maquilladora, peluquera, decoradora y encargada de iluminación . La mayor parte de su trabajo fotográfico se basa en el cuerpo. Esta artista estadounidense estudia arte en Buffalo State College en Nueva York entre 1872 y 1976, y presta singular atención a la fotografía. El comienzo de su carrera fotográfica se sitúa en el tema de la mujer como estereotipo y parodia los roles femeninos, utilizando su propio cuerpo para llevar a cabo esta labor. Pero el tema que me interesa trata en Sherman no se sitúa en sus “Films Stills” , aunque sin duda son importantes dentro del tema feminista, convoco a esta artista por dos de sus trabajos más irreverentes: Disgust Pictures (fotos desagradables o imágenes repugnantes) y Sex Pictures.
Cindy Sherman es una de las principales artistas del cuerpo. Disgust Pictures es una serie que consta de 12 fotografías de gran formato y en color, fue realizada entre 1986 y 1989. Como su título delata, se trata de una serie de imágenes repulsivas donde Sherman lleva a escena basura, vomito y restos de comida en estado de descomposición, putrefactos, con moho e insectos posados sobre la superficie. En Disgust Pictures “se entrega al análisis de malformaciones y de temas que la sociedad no acepta abiertamente” Las imágenes repugnantes de Sherman nos muestran todo aquello que no deseamos ver, el sexo pero no es su connotación erótica o pornográfica, no como una fotografía que estimule la imaginación y el deseo, muestra el orificio, el vello, capta todo aquello que nos “rebaja” nuevamente a la animalidad, muestra el cuerpo simbolizado por maniquís, fragmentado y corrompido. Es como si todos estos siglos de civilización se han destronado para dar paso nuevamente a nuestra más pura esencia. Cindy Sherman logra un trabajo donde des-fetichiza el cuerpo y lo des-sublima, por tanto se encontraría en el plano de lo abyecto, pues su trabajo artístico se encuentra en el lado contrario a lo bello y lo sublime. Las imágenes de Disgust Pictures destrona la pasividad del receptor que se enfrenta al olor asquerosos de sus trabajos, como sucede con Untitled 236, que tiene una apariencia arte abstracto, pero al acercarse a la obra comienzan las reacciones físicas como respuesta del repugnante olor a causa de la descomposición de los restos de comida, vómitos, entre otros elementos. Lo real situado en lo obsceno, entre lo abyecto, al medio de vomito, basura, fluídos sexuales, sangre menstrual. Lacan define lo real como lo traumático, como lo que no se puede simbolizar y se manifiesta sólo por medio de la ruptura. Lo real en el arte se manifiesta en lo traumático y lo abyecto . Sherman muestra la realidad, tal como se presenta, sin filtros ni ilusionismos, presenta la realidad como trauma. En Untitled 186-187 Cindy Sherman pone en obra los cuerpos artificiosos y obscenos de dos personajes. Personajes que rezamos no encontrarnos en algún lugar oscuro, mientras caminamos solos por la cuidad, pues sus cuerpos voluptuosos y rollizos, no nos evocan precisamente ternura y tranquilidad, nos llevan hacia lo perturbador y lo monstruoso.
Sex Pictures fue realizada en 1992 por Sherman, consta de 10 fotografías a color, también de gran formato. Es considerada una de las series más duras, violentas y escatológicas de todas las realizadas por Cindy Sherman . Esta serie de fotografías se trata del montaje de maniquís y muñecas articuladas y desmontables, estas muñecas reemplazan al cuerpo real, con posiciones escandalosas. En algunas fotografías aparecen sólo fragmentos de estos cuerpos plásticos. Imágenes de sexo nos muestra explícitamente la vagina y el pene, el coño y la polla, el vello púbico, sin ningún toque de amor ni ternura, no hay intención de apuntar hacia la seducción y el erotismo, es el sexo en su sentido más crudo y artificial. Sherman construye un imaginario contrario al desarrollado por la pornografía, da un giro de tuerca a las imágenes del sexo, a aquellas imágenes que acostumbramos a ver, donde mujeres exhiben sus cuerpos voluptuosos para placer de los voyeur, Sex Pictures es lo radicalmente contrario, es la abyección del cuerpo y la pesadilla del voyeur que busca satisfacer sus impulsos sexuales observando estas fotografías.
Joel Peter Witkin,
Dioses de la tierra y el cielo
Dioses de la tierra y el cielo
Joel-Peter Witkin Nace en 1939 en Brooklyn, Nueva York, hijo de padre judío ortodoxo y madre católica que se divorcian por desavenencias religiosas. Ha vivido situaciones insólitas que han ido marcando su personalidad y su obra. A los seis años fue testigo de un accidente de tráfico en el que la cabeza de una niña rodó hasta sus pies. Iba a agacharse para tocarla cuando alguien lo apartó. Años después, mientras hacia el servicio militar, documenta fotográficamente las muertes accidentales y los suicidios. Para muchos Witkin es el ícono posmoderno de la fotografía abyecta.
No es necesario hacer una inspección minuciosa para darnos cuenta que el tema principal de la fotografía de ese artista es lo rechazado, lo expulsado. Witkin recoge a todos aquellos personajes delegados a hospitales psiquiátricos, fenómenos de circo o cuerpos que nunca han sido reclamados cuya último nombre fueron las iníciales “N.N” [8]. Nuevamente se repite la regla abyecta de lo repulsivo, de aquello que históricamente se acostumbró a ocultar, de lo que no queremos ver, sin embargo, estas personas fotografiadas por Joel-Peter Witkin siguen haciendo su vida, intentando llevarla normalmente.
Por muchos siglos se buscaba las proporciones perfectas, lo bello, el hombre ideal. Desde Grecia hasta nuestros días, creemos que la belleza se encuentra en las medidas bien proporcionadas. Esta es una idea tradicional y que ha vuelto absoluta, pues ¿quién tiene el poder de determinar que es lo bello y que no lo es? Edgar Allan Poe, Mary Shelley, Bram Stoker escriben relatos escalofriantes, que muchos consideran bellos, la sensualidad del vampiro, por ejemplo, no cae en el rechazo, más bien produce atracción. Pero estos personajes participan de otro tipo de belleza, una belleza que nunca formará parte de aquella Renacentista que pintaba Botticelli con mujeres rubias, desnudas de piel rosa y flores en su cabello, que cuidaban de no mostrar el sexo, tapándolo con delicadeza. Witkin no busca mostrar en sus fotografías lo malformado y le interesa mostrar que en aquellos personajes también hay belleza. Aunque para quienes observan estas imágenes es innegable que su primera reacción es de sorpresa y oposición, para la mayoría del público en esas fotografías se sitúa sin duda lo grotesco y la abyección. Este artista toma modelos clásicos de pinturas, realiza montajes que copian las pinturas más emblemáticas y sitúa personas deformes, hermafroditas, cadáveres. Su trabajo es minucioso. Pone especial cuidado en el montaje, los elementos que conforman el escenario, la disposición de las figuras y la creación de una atmósfera algo siniestra.
Witkin no teme en mostrar los cuerpos desnudos, exponer la verdad de aquellos cuerpos delegados al ocultamiento. Tal vez Witkin desea hacer una crítica exponiendo de esta manera tan directa a estas personas, una crítica moral, una crítica a quienes no quieren ver algo que es real. Al parecer esta es la única forma de exponer lo real, de manera abyecta y traumática, grosera y perturbadora.
No es necesario hacer una inspección minuciosa para darnos cuenta que el tema principal de la fotografía de ese artista es lo rechazado, lo expulsado. Witkin recoge a todos aquellos personajes delegados a hospitales psiquiátricos, fenómenos de circo o cuerpos que nunca han sido reclamados cuya último nombre fueron las iníciales “N.N” [8]. Nuevamente se repite la regla abyecta de lo repulsivo, de aquello que históricamente se acostumbró a ocultar, de lo que no queremos ver, sin embargo, estas personas fotografiadas por Joel-Peter Witkin siguen haciendo su vida, intentando llevarla normalmente.
Por muchos siglos se buscaba las proporciones perfectas, lo bello, el hombre ideal. Desde Grecia hasta nuestros días, creemos que la belleza se encuentra en las medidas bien proporcionadas. Esta es una idea tradicional y que ha vuelto absoluta, pues ¿quién tiene el poder de determinar que es lo bello y que no lo es? Edgar Allan Poe, Mary Shelley, Bram Stoker escriben relatos escalofriantes, que muchos consideran bellos, la sensualidad del vampiro, por ejemplo, no cae en el rechazo, más bien produce atracción. Pero estos personajes participan de otro tipo de belleza, una belleza que nunca formará parte de aquella Renacentista que pintaba Botticelli con mujeres rubias, desnudas de piel rosa y flores en su cabello, que cuidaban de no mostrar el sexo, tapándolo con delicadeza. Witkin no busca mostrar en sus fotografías lo malformado y le interesa mostrar que en aquellos personajes también hay belleza. Aunque para quienes observan estas imágenes es innegable que su primera reacción es de sorpresa y oposición, para la mayoría del público en esas fotografías se sitúa sin duda lo grotesco y la abyección. Este artista toma modelos clásicos de pinturas, realiza montajes que copian las pinturas más emblemáticas y sitúa personas deformes, hermafroditas, cadáveres. Su trabajo es minucioso. Pone especial cuidado en el montaje, los elementos que conforman el escenario, la disposición de las figuras y la creación de una atmósfera algo siniestra.
Witkin no teme en mostrar los cuerpos desnudos, exponer la verdad de aquellos cuerpos delegados al ocultamiento. Tal vez Witkin desea hacer una crítica exponiendo de esta manera tan directa a estas personas, una crítica moral, una crítica a quienes no quieren ver algo que es real. Al parecer esta es la única forma de exponer lo real, de manera abyecta y traumática, grosera y perturbadora.
Joel-Peter Witkin,
Dwarf from naples 2006
Dwarf from naples 2006
1 comentario:
Era completamente correcto cuando pensaste que esto me gustaría. Tengo cierta atracción por esta estética lo cual, en algún tiempo pasado, me produjo ciertos bajones al pensar que era demasiado predecible en mis gustos. Por supuesto ya está superado, y ahora me gusta lo que me gusta XD.
Por fin te puedo postear, y es porque le vine a robar internet a mis padres =P
PS: quería preguntarte si puedo robar ciertos post tuyos para ponerlos en mi bló, claro que haciendo referencia al autor (obvio). Asi aprovecho de hacerte publicidad =P
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